(Eadlab Ediciones, 2019-01) Barrios Orrego, Felipe
Exponer un dibujo es el primer ejercicio, es complejo ya que requiere de cierta valentía en el sentido de que el dibujo nunca está concluso o cerrado, uno tiene que exponerlo para dar sentido a la búsqueda, entonces la primera cosa que uno asume como estudiante es que uno tiene que dibujar, no hay más. Recuerdo que en primer año expuse un croquis que yo creía que era fascinante y no convenció (eso no era un croquis me dijeron). Más que nada era el estudio de un pasaje de viviendas obreras acá en Viña, típicas casas con fachada continua, con sus relieves y sombras, era como una perspectiva renacentista y ahí me di cuenta de cómo el dibujo podía develar una tridimensionalidad.
Personalmente en ese lugar entendí como el dibujo tenía la capacidad para traducir, y también me hizo entender, desde el punto de vista del profesor, que ese dibujo era una lata, porque se dejaba croquear o leer fácilmente, pero mirando para atrás, ese dibujo me mostró profundidad, proporción y síntesis.