En un país en donde el deporte nacional carece de políticas deportivas que amparen a los atletas, donde la mayoría de las federaciones no cuentan con el financiamiento para elaborar un ciclo de proyección, cuyo centralismo resta de oportunidades a los deportistas de regiones y en un Chile donde el fútbol es la única disciplina que percibe ingresos para poder ser profesional, es que debiésemos catalogar a los deportistas como verdaderos próceres de la patria.